(Evitando la) tristeza

“Estoy contínuamente haciendo cosas, en el momento que paro me vengo abajo y siento tristeza”

“Si estás triste ponte a hacer cosas, mantén la cabeza ocupada”.

Cuántas veces oímos estas expresiones o consejos. En definitiva nosotros o quienes nos rodean, desde la búsqueda del auto cuidado, de “bien-estar”, huimos de todo aquello que se nos presenta como negativo o desagradable.

Síntomas de la emoción

La tristeza como tal, aparece después de una pérdida real o percibida, de algo o alguien a quien queremos cerca. Es una forma de duelo. Como sentimiento, es una forma de estar, y al contrario de lo que nos resulta a veces intuitivo, no está aquí para amargarnos la existencia, no es externa a nosotros, es una respuesta.

Tiene una función, un sentido de ser. Como lo tiene el miedo que nos advierte de un peligro real o potencial, o la vergüenza que nos advierte de un posible rechazo social. Esto provoca un auto ocultamiento, o la alegría que nos invita a tomar contacto con lo que nos rodea.

Pero claro:

¿Cual es la función de la tristeza? ¿Qué sentido tiene esta sensación de abatimiento?

Tal como se percibe la tristeza sería la emoción opuesta a la alegría. Si esta nos invita a la toma de contacto con lo que nos rodea, con el medio, la tristeza nos dirige a reducir este contacto con lo externo.

¿Qué utilidad tendría esto?

Si no diriges la vista hacia afuera la diriges hacia adentro:

  • Nos pone delante la oportunidad de mirar en nosotros mismos, de escanear qué significado damos a las cosas, a las personas a la vida.
  • Nos sitúa en disposición de limpiar las gafas con las que miramos al mundo, ya que en muchas ocasiones acompaña a cambios que se han producido en nuestro mundo, algo que se ha perdido, un trabajo, una oportunidad, un ser querido. Nuestra realidad ya no será la misma. Y como no lo será tenemos la oportunidad de reordenar nuestro mapa interno del mundo. Esto demanda una gran cantidad de energía, de ahi la necesidad de retraerse del mundo externo. Sin embargo, en los nuevos mapas que diseñemos, tendremos la oportudad de descubrir nuevos territorios.
  • Como otras emociones, necesita ser atendida, necesita ser contactada, necesitamos para “poder pasar a lo siguiente” recibir la enseñanza que nos trae. De lo que valoramos lo perdido, de su importancia, para poder, por ejemplo, estar más abiertos y conscientes en otras ocasiones en las que se nos ofrezca una oportunidad de enriquecimiento.

Si uno contacta, y aprende el mensaje que le trae esta emoción y la atraviesa:
- saldrá con nuevos conocimientos y herramientas,
- con más conocimiento sobre uno mismo, sobre su historia, sobre sus vínculos, y sobre su propia existencia.

Debemos abrazar el dolor y quemarlo
como gasolina para nuestro viaje.

Kenji Miyazawa

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